sábado, 25 de enero de 2014
La Tradicional "Mascarada Los Paraiseños": LOS DUENDES
La Tradicional "Mascarada Los Paraiseños": LOS DUENDES: Los duendes Probablemente derivados de la mezcla de los trasgos españoles con los espíritus guardianes de la tierra indígena...
LOS DUENDES
Los duendes
Probablemente derivados de la mezcla de los trasgos españoles con los espíritus guardianes de la tierra indígenas, los duendes folclóricos costarricenses se describen como criaturitas con vestidos
de colores, de treinta centímetros de altura, que parecen niños barbados, y sus
huellas tienen la forma de las de un ave, un gallo.
Traviesos y juguetones, una leyenda indígena dice que en la primera
batalla entre el Diablo y Dios, los duendes no siguieron a Dios ni apoyaron al
Diablo. Esa apatía da origen a su condición de seres neutros, ni buenos ni
malos.
Las creencias folclóricas de los campesinos dan fe de que, en su afán
por actividades lúdicas, si se ensañan con una familia ponen de cabeza la casa.
Vierten cenizas o heces en los alimentos, dejan caer los comales, rompen
platos, vasos, etc. Pero si se encariñan con los habitantes de la casa son
excesivamente complacientes: hacen la comida, alimentan a los animales, limpian
los utensilios culinarios, desgranan el maíz, hacen los quehaceres domésticos,
etc. La más popular de las leyendas sobre duendes en
Costa Rica, habla de una familia que decidió mudarse por los continuos asaltos de
los duendes a su vivienda. Ya de camino, en la carreta, la esposa sintió deseos
de hacer sus necesidades, y descubrió que habían olvidado el bacín de madera, y al comentarle a su marido lo sucedido una vocecilla dijo: "Aquí
está", y se oyó cuando el duende puso el recipiente en el piso de la
carreta.
Su conducta con los niños varía. En lo común, las leyendas narran que
los secuestran, tentándolos con juguetes y confites (dulces), para jugar con
ellos y devolverlos, o para hacerles maldades (pellizcos, coscorrones). Pero,
siempre según el folclore, cuando nace el hijo o hija de una familia bienamada
por ellos, se encariñan con un infante por su inocencia, pasan a ser una
especie de segundo ángel de la guarda.
Como todo duende legendario, los duendes
costarricenses poseen poderes mágicos. Muchas veces los usan para gastar bromas
pesadas, como hacer que los viajeros apurados se extravíen o, en un relato,
llenar a una mujer de vello.
lunes, 13 de enero de 2014
EL DUEÑO DEL MONTE
El Dueño del Monte, también conocido como el Viejo del Monte, es un gigantesco fantasma, muy corpulento, con el cuerpo cubierto completamente de pelo largo, que recorre los bosques y las montañas lanzando grandes alaridos que estremecen a los viajeros.
Este personaje es el alma en pena de un cazador a quien nada ni nadie detenía en su pasión desmedida de cavernario criminal, matando cuanto animal encontraba en la montaña por el simple placer de matar. Cuando murió, Dios no podía perdonarle, pero a ruego de San Francisco de Asís, le dio una nueva oportunidad enviándole de nuevo al mundo como un espíritu que defiende a los animales de los excesos desmedidos de los hombres. Tiene el poder de transformar a los animales, por ejemplo, cuando un cazador está a punto de matar a un venerable venado que defiende a sus cervatillos, el Dueño del Monte lo convierte en un tigre que hace temblar y huir al cobarde.
En la región de la sabana guanacasteca y el pacífico costarricense, el Viejo del monte aparece por los potreros en la figura de un sabanero montado a caballo, de barbas largas y enmarañadas, cabello largo hasta el hombro, agitando una larga soga al aire, espantando al ganado con gritos de «¡Hey... arre... hey! ¡Arree... ee... ganado!».
Sobre el origen del fantasma, en la región de Guanacaste se asocia al Viejo del Monte con la leyenda del Sisimico, mientras que en el Valle Central se habla de que el fantasma tendría un origen común con el mito bribri que da lugar a la leyenda de la Tulevieja.
jueves, 9 de enero de 2014
La Tradicional "Mascarada Los Paraiseños": La tulevieja
La Tradicional "Mascarada Los Paraiseños": La tulevieja: Se llama de ese modo a un fantasma femenino que, cubierta por una especie de sombrero llamado tule (con forma de plátano) ...
La tulevieja
Se llama de ese modo a un fantasma femenino que, cubierta por una especie de sombrero llamado tule (con forma de plátano) y con los senos hinchados y erectos (unas veces chorreando leche, según la versión), va errante por los diferentes caminos y despoblados. El origen del nombre tiene que ver con la toca: Tulevieja, un tule viejo o una vieja con tule (el significado del nombre varía según la versión de la leyenda). La Tulevieja fue, según la leyenda, una joven que tuvo un embarazo no deseado y que, una vez hubo parido su hijo, lo mató de hambre negándole el pecho, razón por la cual quedó maldita y se transformó en este monstruo, que anda errante por los caminos buscando amamantar al bebé que perdió, con el pecho rebozando de leche, tanta, que deja un rastro que van siguiendo las hormigas.
El folclore no ha podido ponerse de acuerdo a la hora de explicar el porqué de este espectro. Su origen parece estar en la mitología bribri, en unos genios llamados itsas que lloraban en los ríos o cascadas cuando un niño iba a morir (o incluso que robaban y comían niños) y que tenían la forma de una vieja con cuerpo de ave de rapiña.
La versión más conocida, empero, la vincula con la leyenda de la Llorona. Dice que ella fue una muchachita que siempre usaba un tule, la cual tuvo un embarazo no deseado (en Costa Rica antiguamente se denominaba en forma coloquial como pata e'banco - pata de banco - ). La muchacha huyó a Puntarenas, en la costa pacífica, y luego de parir dejó al niño en un río, luego se arrepintió pero ya el bebé se había ido, desde entonces se dice deambula por los ríos, llorando y buscando a su bebé con la esperanza de algún día encontrarlo.
En otras versiones de la historia, se cuenta que simplemente fue una mujer que siempre tenía puesto el tule, hasta para dormir. Un día, el viento le arrancó el sombrero y lo dejó caer en el río. La mujer fue tras él y murió ahogada. Desde ese día, se aparece por la vera de los ríos lanzando un lastimero gemido que dice Tulevieja... Tulevieja...
Otra versión dice que fue transformada en un demonio que se le aparece a los hombres lujuriosos con los senos descubiertos, invitándolo a acariciarlos mientras bailan. Pero la fiera tiene un hormiguero entre su pecho, y las zompopos pican al hombre, anestesiándolo. Luego, la Tulevieja alza vuelo con el incauto para devorarlo. En esto se parece a las bellas sirenas griegas
También existe otra versión en el cual la Tulevieja cuando no está deambulando en los caminos, viviría en las aldeas disfrazada de una señora de edad avanzada y aspecto aterrador, con un rostro marcado por profundas arrugas y cicatrices, con una mirada fría y penetrante, y siempre vestida de negro; casi siempre acarreando una carga de leña. Se dice que a lo largo de los años, los niños de los poblados desaparecen inexplicablemente después de habérseles visto jugar cerca de la casa de una vieja con sombrero de tule; principalmente cuando la insultan con el apodo de Tulevieja, sin saber que es la verdadera. Posteriormente cuando por diversos motivos desaparece de una aldea para dirigirse a otra, en ocasiones se observaría al verdadero monstruo acarreando una carga de leña hacia su nuevo hogar.
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